Sobre el libro que no escribiré
los arabescos paginan en romanos
solemnemente un uno, durmiente entre dos vías
se me antoja un Nostradamus de imposible centuria.
Me observa y procura me avergüence o aliente
charla le presento al iluso andrógeno
me divierte su frustración infértil;
su vanas divisiones me juran se han hallado
e invitan a que cante a sus glorias gemelas.
Remato su arrogancia primordial:
(el me sonríe, recita una larga lista de musas,
guiña el ojo, -falta nomás que agarre el piano
y se haga el Dolina-)
pirámide trunca has de ser
ya que de remate.. estás frito
pues mi tren: cansado, enojado, acomplejado
rabi..ado, a-g-o-t-a-d-o
no ha de jugar hoy por los rieles
total, no hay nadie que proteste tardanzas
menos alguien que espere sin reclamo;
le agrego un chiste para su final desconcierto:
ni siquiera el Viejo Matías se divisa
no ha llegado o quizás se hartó del juego.
Mejor concédeme tú al menos
que estoy al amparo de la ley de huelgas
y has lo mismo que yo
bórrate
de todas maneras nadie sabrá que aquí hubo una batalla
donde como siempre ambos bandos perdieron
así fue que
se murió otro libro sin haber nacido
pero al menos llévate su título
“Camino de Morfeo”
y…
que te garúe finito.
Ergasto©
8/2008
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